jueves, 22 de junio de 2017

puzzle

Era como si todo el tiempo fuera necesario demostrarle que seguimos existiendo, como si no pudiéramos aceptar que ya no había nosotros sino sólo tiempos y espacios lejanos, paralelos, intocables. Nada de eso nos daba la seguridad de que no volviera a ocurrir porque, claro, quién podría ser tan soberbio de creerse con todo el control cuando casi siempre la vida va riéndose a tus espaldas, pero sabíamos que ya no éramos y nos (ahí sí nos) urgía esa necesidad de hacérselo saber. Yo supongo que ambos siempre lo quisimos de otra manera pero era algo que nos excedía, que no teníamos en nuestras manos la posibilidad de cambiar y que bien sabido lo habíamos aceptado así –quién pudiera de a ratos cruzar los tiempos, alterar el espacio y vencer el gran rompecabezas; lo cierto es que casi nunca encaja y sólo cuando lo logramos, a veces, muy raras veces, todo se hace claro. Nada tiene de difícil ese momento porque si las piezas encajan no hay nada más que hacer, tan sólo acomodarlas pacientemente, tomar un par de pasos hacia atrás y  volver a mirar -quién no sabe que en la inmediatez es casi imposible distinguir los colores, las pinceladas; cómo todo buen pintor que aprecia su obra, este rompecabezas debía ser observado de la misma manera, a su tiempo, con espacio. Despacio.
20 de mayo de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario