sábado, 4 de mayo de 2013

Una noche en cualquier lugar

Me esperabas bajo la lluvia sobre Av. Corrientes como cada viernes y mientras tu teléfono no paraba de sonar en el bolsillo izquierdo de tu camisa de jean oscuro tarareabas una canción de musical y jugabas con tu pelo, chapoteabas en los charcos y le gritabas a los autos al pasar. No encuentro remedio para mi impuntualidad, Clarita, pero vos siempre igual, distraída, pensabas en el próximo lugar que podíamos visitar y en la pizza de El Cuartito, el cementerio de la Recoleta, terminar mareados en algún bar sin saber cómo volver a casa con las pocas monedas que nos quedan y ahí mejor fumar y caminar, si total no llueve más. Qué fácil es quererte, Clara, como a cada rincón de esta ciudad y sus callecitas sin luz que nos hacen apretar el paso y reír juntos y despeinarnos bajo los carteles de los teatros. 

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