viernes, 2 de diciembre de 2011
En rojo y blanco
miércoles, 26 de octubre de 2011
"Be the change you want to see in the world"
viernes, 26 de agosto de 2011
Graffiti, Julio Cortázar.
miércoles, 24 de agosto de 2011
"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca", Jorge Luis Borges.
aquí la devoción de Alemania,
aquí los neoplatónicos y los agnósticos,
aquí el primer Adán y Adán de Bremen,
aquí el tigre y el tártaro,
aquí la escrupulosa tipografía y el azul de los mares,
aquí la memoria del tiempo y los laberintos del tiempo,
aquí el error y la verdad,
aquí la dilatada miscelánea que sabe más que cualquier hombre,
aquí la suma de la larga vigilia.
Aquí también los ojos que no sirven, las manos que no aciertan las ilegibles páginas,
la dudosa penumbra de la ceguera, los muros que se alejan.
Pero también aquí una costumbre nueva,
de esta costumbre vieja, la casa, una gravitación y una presencia,
el misterioso amor de las cosas
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el
áspero norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, el joven amor de mi madre, la sombra militar
de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se rompe sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las
ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oir tu voz, la
espera y la memoria, el horror de vivir en los sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
martes, 23 de agosto de 2011
Oscuridad interrumpida
sábado, 23 de abril de 2011
Ganas de
Hoy es un día para llamarte y pedirte que vengas a dormir conmigo. Que te quedes acá y me abraces, que hace frío. Claro que no puedo hacerlo, sería una estupidez. No es que no haya hecho estupideces en este último tiempo –de hecho, hice unas cuantas- pero esta no me la puedo permitir. No sé si será el frío, estas ganas interminables de quererte siempre o este eterno y no genial día de estudio lo que me hace pensar así; así como de extrañarte, aunque no suela hacerlo –aunque últimamente suelo hacerlo. Se parece tanto a ese otoño que estuvimos juntos, ese mayo, el último; mil noches en tu auto, el cine, los helados que no tomamos porque no te gusta, justo enamorarme de vos, las manos frías y los vidrios empañados –siempre empañados- de tanto abrazarte. Ahí decirme que me querías y yo pensar que de alguna manera eso tenía que funcionar. Después el final, llorar, el frío del invierno y el frío del invierno sin vos –mucho más frío que el otro- que se quedó hasta pasada la primavera. Esa intermitente manía de querernos de a ratos y de no poder dejarnos, que de tantas veces que lo intentamos finalmente se rompió. Hoy es un día para llamarte y pedirte que vengas a dormir conmigo pero ya no puedo hacer esas estupideces, algún día tengo que crecer. Y quizás crecer sea dejar de hacer estupideces con vos, ya no sentir un vacío enorme cada vez que no me mires, dejar de querer llamarte hoy que hace frío. “Además te quiero, y hace tiempo y frío”. Pero claro que no voy a llamarte, me tomo un té y sigo estudiando, o me voy a dormir.
sábado, 26 de marzo de 2011
Tsunami
jueves, 3 de marzo de 2011
Con fernet y sonido a lluvia
Y mientras lo miro hablar, cada vez más lento, más introspectivo, más ensimismado, mientras lo escucho reconocer que tomar fernet sentado le ayuda a entender descubro que estamos usando nuestros vasos de excusa para enfrentarnos en voz alta a conclusiones que ya sabíamos. Al menos para él, que habla porque yo, de voz alta, poco y nada. Esta noche yo escucho y sirvo otra ronda y pienso... o creo pensar.
Dialógicos